Cuidar el medio ambiente es una responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros con el entorno, también estamos realizando una labor social sin darnos cuenta, porque mientras protegemos el lugar que habitamos ayudamos a muchas familias recicladoras a mejorar su calidad de vida.
María Dolores Chaverra es recicladora desde que tenía 12 años, edad con la que llegó a Medellín como desplazada en compañía de su abuela y sus hermanos. Desde esa noche María no dejaba de pensar qué podía hacer para ayudar a su familia a salir adelante.
Al día siguiente vio que algunas personas iban a Moravia a reciclar, en ese momento María y su abuela empezaron a trabajar en la ciudad como recicladoras, inicialmente en el relleno sanitario que estaba ubicado en ese barrio, más adelante fueron construyendo otras rutas y consiguiendo un sustento para su familia.
Para establecer una ruta donde trabajar, llegó a una esquina en el barrio Laureles, allí se paró por un rato mirando si había otro reciclador en el lugar y al ver a las personas sacar las basuras, comenzó a revisar las bolsas y a separar los recursos que necesitaba.
Pasaron los años y María estableció su ruta en Laureles, el Poblado y Belén. Se quedó en esos lugares que ya eran parte de su rutina diaria, la gente la conocía y poco a poco fue mejorando su calidad de vida. Formó una familia con otro reciclador y tiene 4 hijos.
Ella reconoce que ser reciclador es una labor muy dura, la gente no tiene conciencia sobre la separación adecuada de los materiales y ve los residuos como basura, mientras que para otros como ella cada uno de esos materiales significa una ganancia.
«Nosotros (los recicladores) si le vemos beneficio a reciclar, porque evitamos que el relleno sanitario se llene y es una necesidad que estamos supliendo para nosotros mismos porque es sustentar una obligación, trabajamos porque tenemos una familia que sostener». María Dolores Chaverra.
El día a día de María y su ex pareja consistía en levantarse a las 3 a.m., llegar al barrio donde tenían la ruta a las 5 a.m. y hacer la recolección antes que pasaran los carros de basura. Reciclaban mínimo hasta las 10 a.m. en las carretas, hacían la separación de los recursos en unas tulas y finalmente iban al barrio Naranjal a vender lo que habían conseguido.
Luego de trabajar 19 años en la misma ruta, María y su ex pareja conocieron la Cooperativa de Recicladores de Medellín, Recimed, una organización que asocia a los recicladores de la ciudad, sin embargo, lo primero que ella pensó era que no era una buena opción.
Su ex pareja, por el contrario, estaba muy interesado en hacer parte de la Cooperativa y no solo se asoció él sino que también asoció a María. A partir de ese día la Cooperativa les dio uniformes, carnet, capacitaciones sobre materiales, visitas a su casa y asesorías familiares con psicólogos.
«Una labor social con valor ambiental» es el eslogan de Recimed, una Cooperativa que trabaja en estas dos áreas desde el año 2006, iniciando con 20 socios fundadores y teniendo hasta la fecha 720 asociados, los cuales recuperan 4 grandes tipos de materiales: plásticos, metales, vidrios y papeles.
«Desde que yo entre acá mi vida cambió por total, tengo seguridad social para mis hijos, ellos tienes su subsidio y yo estoy estudiando… he tenido mucho beneficios, porque gracias a Dios la han apoyado (a Recimed) muchas empresas y yo he salido mucho adelante». María Dolores Chaverra.
María inició en la Cooperativa trabajando en convenios, es decir, con empresas o unidades residenciales que solicitan a una persona para ayudarlos a hacer la separación del reciclaje. Ella recuerda que enseñarle a la gente cómo hacerlo y explicarles en qué se convierten estos materiales era una labor muy gratificante.
Para ella lo más importante era enseñar que siempre había que botar los materiales limpios y secos, porque por uno que no esté en buen estado se contaminan los demás. También recuerda que siempre mostraba cómo hacer la tarea de reciclar en los hogares o empresas de forma muy sencilla, en una misma bolsa las personas pueden botar todo el material reciclable y los recicladores se encargan de separarlos.
Después de 3 años desarrollando esa labor María asciende al área de bodega y asume el cargo de Auxiliar de Báscula. Piensa que es ella quien está ocupando este puesto porque ya sabe cómo llega un reciclador de la calle, ya ella pasó por esa situación y puede brindarle una buena cara a todos sus compañeros que llegan a vender sus materiales.
María tiene 37 años y su vida ha dado un giro inesperado gracias a su trabajo de recicladora, a organizaciones como Recimed y a la labor de separación de materiales que muchas personas hacen en sus hogares.
Para María el reciclaje lo es todo, ha aprendido que muchas de las cosas que utilizamos en nuestro día a día salen de los materiales que ella recogía, como las sillas plásticas, avisos, cajas y hasta papel higiénico. Además, en este momento está estudiando una técnica en Administración Empresarial y lo más importante es que ha logrado salir adelante dignamente y darle un respiro al planeta.
«La invitación es a que reciclemos, que le aportemos el granito de arena a nuestro planeta y a la gente que lo necesita, porque lo que para muchas personas es basura para otras son prioridades». María Dolores Chaverra.
¡Ayúdanos a generar conciencia y a quitarle peso al planeta, separando los residuos en tu hogar y entregándolo a otra María Dolores, así también ayudarás a que muchas personas mejoren su calidad de vida!